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Le Samourai, pelicula de 1967.
Director y Guion de: JEAN PIERRE MELVILLE
Argumento: La novela «The Ronin» de Jean McLeod
Fotografía de Henry Decae.
Música de Francois de Roubaix.
Montaje: Monique Bennot
Inérpretes: ALAIN DELON( Jeff Costello).-NATHALIE DELON (Jean).-FRANCOISE PERIER(El Comisario).-
Silencioso y solitario, como cualquier «tipo» de su particular galería, Jean Pierre Melville, consiguió contra viento y marea, ser creador de un estilo propio. Asi como Sergio Leone, perfila al personaje principal de sus «westerns» encarnado por Clint Eastwod con su atuendo, su poncho, su purito y su peculiar sombrero,Así Melville, dotó a su personaje Jeff Costello, interpretado por Alain Delon dotado de su peculiar «hold-up» y su gabardina cruzada como señas de identidad.

Jeff Costello es un personaje cerrado y determinista, deambula por un Paris frío y distante que sirve de escenario a una tragedia atemporal. Le han encomendado una muerte y tiene que hacerlo, cueste lo que cueste, siguiendo el código de los samourais. » No existe mayor soledad que la del samourai, salvo tal vez la del tigre en la jungla».

En 20 minutos( 2 bobinas de película) nos presenta a Jeff Costello, yace sobre su cama, fuma en la oscuridad de su sórdido departamento, hay unos trinos de un canario en su jaula, se levanta, se va vistiendo lentamente, y se va preparando para ejecutar su próximo trabajo, la ejecución de un hombre al que no conoce, sale a la calle, roba un coche y se dirige a un garaje en los suburbios cambiando las matrículas, entra en una timba clandestina, mira, saluda y les anuncia que volverá a las 02,45, visita a su amante para que certifique que estuvo con ella toda la tarde, a continuación se dirige a una boite, entra directamente al despacho del dueño, y sin comentarios, le dispara y le mata, al salir, se encuentra con la pianista del club, sin cruzar palabra, regresa a la timba donde se propone jugar con los otros jugadores.


Hasta ese momento la película ha sido vista como una película muda, sin comentarios, solo ruidos callejeros, el canto del canario, la música del piano del club, no hay diálogos, solo algunas breves preguntas, y silencio, estamos ante una maravillosa pieza de poderosa fuerza visual. En la partida de cartas donde ha llegado Costello, irrumpe la policía, le detienen como sospechoso, ahora la operación la dirigirá el Comisario, después de careo e identificación de testigos, interrogan a Jane y al amante de ella, que es el dueño del departamento, salvo las dudas de dos ancianos clientes de la boite, todo concluye en la libertad de Costello.


El Comisario considera que hay indicios que apuntan a Jeff,montan una operación de seguimiento, dotando a la película de una vibrante persecución a través del Metro de París, en un intenso viaje con transbordos entre estaciones, salidas a la superficie y volver al subterráneo, para despistar finalmente a los policías.


Vemos a un hombre solo y autosuficiente tanto como cazador como víctima de la policía. Logra encontrarse con el correo que le contrató para el homicidio y pagarle, quiere hacerle otro encargo pero saca una pistola y dispara, Costello sale ligeramente herido, regresando a su refugio para curarse, el correo irrumpe en la habitación, y apunta con su pistola a Costello diciéndole:
- «¿No tiene nada que decir?»-
- «No, con un arma apuntándome»
- «¿Es un principio?»
- «Mas bien un hábito».
- Desarma y deja de combate al correo, y regresa para encontrarse a las fuerzas ocultas que le encargaron su asesinato, manteniendo hasta el final el mismo frio comportamiento, desapasionado, incapaz de remordimientos.


En este viaje hacia su fin, que va desde la primera secuencia hasta su muerte, Melville nos da su mejor película, y a la vez la mas auténtica dentro de sus preocupaciones: La Soledad y El Silencio.
